Posible acuerdo Trump-Xi Jinping en Asia: aranceles, tierras raras y fentanilo. Impacto global de la tregua en la guerra comercial
La Cumbre de la Tensión: ¿Trump y Xi Jinping a un Paso de un Acuerdo Histórico en Asia?
Por: Carlos Santos
¡Hola, amigos y amigas del Diario! En el complejo tablero de la geopolítica global, pocas dinámicas son tan cruciales como la relación entre Estados Unidos y China. La posibilidad de un acuerdo entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, durante el viaje de Trump a Asia a fines de octubre, inyecta una dosis de alta expectativa e incertidumbre en los mercados y las cancillerías. De hecho, la expectativa de una cumbre bilateral en el marco del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Corea del Sur ha sido confirmada por la Casa Blanca, a pesar de las recientes escaladas en la tensión arancelaria. En este contexto de máxima tensión comercial, yo, Carlos Santos, me propongo desgranar las aristas de este potencial encuentro y su impacto global.
Según reportó InfoMoney, el ambiente comercial entre Washington y Beijing ha estado lejos de la calma, con amenazas de nuevos aranceles del 100% por parte de Trump como respuesta a las restricciones chinas a las exportaciones de tierras raras. No obstante, Trump ha manifestado optimismo, asegurando que se alcanzará un "acuerdo fantástico" que será beneficioso para todo el mundo. Este tipo de declaraciones, junto con la confirmación de la reunión con Xi Jinping, sugieren que la diplomacia de la amenaza y la negociación de última hora sigue siendo la estrategia dominante de la Casa Blanca.
La danza diplomática y el telón de fondo de la guerra comercial
🔍 Zoom na realidad
La realidad actual de las relaciones sino-estadounidenses es la de una "rivalidad estratégica" que va más allá de lo económico. Aunque la búsqueda de un acuerdo comercial, a menudo denominado como un "mega-acuerdo", concentra la atención mediática y del mercado, los frentes de conflicto son mucho más amplios. La disputa no solo abarca el déficit comercial y la propiedad intelectual, sino también cuestiones de seguridad nacional, el dominio tecnológico (con la batalla por las empresas de telecomunicaciones como un ejemplo), e incluso temas de derechos humanos y la situación de Taiwán. La inminente reunión entre Trump y Xi en Corea del Sur, al margen de la cumbre de APEC, no es solo una oportunidad para reducir las tensiones comerciales, sino una prueba de fuego para la capacidad de las dos mayores economías del mundo de gestionar su rivalidad sin desestabilizar el sistema internacional. La presión sobre Trump para conseguir una victoria negociadora es alta, especialmente considerando que un fracaso podría intensificar aún más la guerra arancelaria, con la amenaza latente de un nuevo arancel del 100% sobre productos chinos. Por su parte, Xi Jinping busca proyectar una imagen de firmeza, asegurando que China no teme a una guerra comercial y que está dispuesta a tomar "medidas correspondientes". El hecho de que Beijing haya respondido a las amenazas con restricciones a las exportaciones de tierras raras (minerales críticos para la industria de alta tecnología de EE. UU.) es un claro indicio de que están dispuestos a usar todos los recursos a su disposición. La estrategia de ambos líderes parece ser la de "armar su interdependencia", donde el dominio reside en controlar el ritmo de la escalada. La expectación es si la reunión será un "punto de datos" en la cronología de la tensión o un verdadero "punto de inflexión" hacia la distensión.

Presidentes dos EUA, Donald Trump, e da China, Xi Jinping, durante reunião do G20, em Osaka, no Japão, em 2019 29/06/2019 REUTERS/Kevin Lamarque
📊 Panorama em números
El panorama en números revela la magnitud del impacto de la guerra comercial y el potencial de un acuerdo. En 2017, durante la primera visita de Trump a Beijing, se firmaron acuerdos comerciales por un valor asombroso de más de 250.000 millones de dólares, abarcando sectores como el energético, automotriz y aeronáutico. Aunque gran parte de esto fue un gesto político más que un acuerdo comercial vinculante a largo plazo, sentó un precedente de la capacidad de ambos países para realizar mega-negociaciones.
Desde entonces, la situación ha escalado. Las tarifas impuestas por el gobierno de Trump han afectado miles de millones de dólares en bienes. El presidente ha afirmado que China ha pagado "cientos de miles de millones de dólares en dinero por aranceles" a EE. UU. (aunque el costo recae principalmente en las empresas y consumidores estadounidenses). La amenaza actual se centra en imponer un arancel adicional del 100%, lo que elevaría la tasa total promedio sobre los bienes chinos a un rango del 55% al 57% (según estimaciones de Trump, aunque las cifras reales de la media son debatibles).
Los temas cruciales en las negociaciones tienen sus propias métricas:
Exportación de Soja: La reanudación de las compras chinas de soja estadounidense es una demanda clave de Trump, buscando aliviar a los agricultores que han sido golpeados.
Fentanilo: Trump exige que China frene el flujo de precursores químicos de este opioide sintético, un tema de salud pública que cuesta vidas en EE. UU., aunque su impacto económico directo es difícil de cuantificar.
Tierras Raras: La restricción china a la exportación de estos minerales es un riesgo para la cadena de suministro tecnológica de EE. UU., un sector que, en conjunto, vale billones.
El fracaso de la negociación podría llevar a una mayor "desvinculación" o decoupling de las economías, un proceso que, según el exembajador de EE. UU. en China, se está llevando a cabo con ambas partes "aprendiendo a armar su interdependencia". El riesgo de que la situación se salga de control a nivel arancelario es real, y los mercados bursátiles y cambiarios están en vilo, reaccionando a cada declaración optimista o pesimista.
💬 O que dizem por aí
"La diplomacia de Trump es un ajedrez donde el otro lado está jugando al tres en raya", comentaba irónicamente un analista cercano a las discusiones, refiriéndose a la percepción de que la Casa Blanca ha sido a menudo sorprendida por las represalias chinas. La opinión generalizada en los think tanks y en los círculos diplomáticos es de una cautela profunda, matizada por el optimismo de Trump.
Por un lado, la facción más dura en EE. UU. y algunos analistas económicos ven las tarifas como una herramienta necesaria para forzar un cambio estructural en las prácticas comerciales chinas, consideradas desleales. Argumentan que la voluntad de Trump de "ir a la guerra comercial" ha forzado a China a la mesa de negociación. La idea de un "gran acuerdo" es atractiva para ellos, siempre y cuando Beijing se comprometa a reformas profundas en materia de propiedad intelectual y subsidios estatales.
Por otro lado, voces más pragmáticas señalan que un acuerdo, si se logra, será temporal y superficial. Advierten que la rivalidad es demasiado profunda y que un apretón de manos con Trump solo generaría un "punto de datos, no un punto de inflexión". La consultora Teneo sugiere que cualquier acuerdo no estará "fuertemente desequilibrado hacia los EE. UU.", a diferencia de algunos acuerdos anteriores de Trump, ya que ambas partes tienen suficiente apalancamiento.
Desde China, la retórica oficial es de desafío controlado. El Ministerio de Comercio ha declarado que las "amenazas intencionales de altos aranceles no son la forma correcta de llevarse bien con China" y que su posición es clara: "no queremos la guerra, pero no le tememos". Esto sugiere que Xi Jinping llega a la mesa con la intención de ceder lo mínimo indispensable para aliviar la presión económica sin comprometer sus objetivos estratégicos a largo plazo.
Finalmente, en el panorama regional de Asia, existe una gran ansiedad. La región, dependiente del comercio con ambas potencias, ve con preocupación la escalada. Mientras algunos socios como Japón y Corea del Sur buscan asegurar asociaciones sólidas con Washington, la incertidumbre sobre la "estrategia asiática" de Trump sigue siendo una preocupación dominante. La conclusión es que, si bien el encuentro Trump-Xi es deseable para la estabilidad a corto plazo, pocos esperan que resuelva la megatendencia de desvinculación.
🧭 Caminos posibles
El encuentro bilateral entre Trump y Xi Jinping en Corea del Sur, si bien incierto en su resultado final, abre al menos tres caminos posibles de resolución, cada uno con implicaciones globales distintas:
El "Acuerdo Fantástico" (El camino optimista): Este escenario implica que Trump y Xi logran un entendimiento preliminar o parcial, similar a la "Fase 1" de un acuerdo anterior. China podría comprometerse a reanudar la compra masiva de productos agrícolas estadounidenses (soja, carne de cerdo) y a tomar medidas más estrictas contra el flujo de fentanilo. A cambio, Trump podría posponer o incluso cancelar la amenaza del arancel del 100% y quizás reducir algunos aranceles existentes. Este camino aliviaría la tensión del mercado a corto plazo, impulsando las bolsas y frenando la ansiedad comercial. No obstante, es probable que no aborde los problemas estructurales más profundos (subsidios, transferencia forzada de tecnología), dejando la "guerra fría tecnológica" intacta. Sería una tregua, no una paz duradera.
El Estancamiento Controlado (El camino neutral): En esta ruta, los líderes se reúnen, conversan, pero no anuncian un acuerdo sustancial. Se comprometen a "continuar las negociaciones" y a mantener abiertas las líneas de comunicación. La amenaza del arancel del 100% podría quedar suspendida temporalmente (o con una fecha de implementación posterior), pero no eliminada. Este escenario mantendría la incertidumbre, pero evitaría una escalada inmediata. Los mercados reaccionarían con una leve decepción, pero con el alivio de que no hay una ruptura total. La rivalidad estratégica continuaría en un modo de "equilibrio de vulnerabilidad", donde ambos países siguen buscando diversificar sus cadenas de suministro y armar su interdependencia.
La Ruptura y Escalada (El camino pesimista): Este es el escenario de mayor riesgo. Las demandas de Trump (tierras raras, fentanilo, soja) son rechazadas de plano o consideradas insuficientes por EE. UU. La Casa Blanca procede con la implementación del arancel del 100% el 1 de noviembre o en una fecha cercana. China, a su vez, respondería con contramedidas más agresivas, posiblemente expandiendo las restricciones a las tierras raras o publicando una "lista de entidades no confiables" que afecte a empresas estadounidenses clave. Este camino podría llevar a una recesión global, desatando una fuerte caída en los mercados y acelerando la desvinculación tecnológica y económica, llevando la rivalidad a niveles históricos.
La balanza se inclina actualmente hacia una mezcla entre el Estancamiento Controlado y un Acuerdo Parcial (Camino 1 y 2), dada la voluntad confirmada de reunirse y el optimismo de Trump, pero el riesgo de escalada sigue siendo palpable.
🧠 Para pensar…
La inminente reunión entre Donald Trump y Xi Jinping nos obliga a reflexionar sobre la naturaleza del poder en el siglo XXI. ¿Es la interdependencia económica una herramienta de paz, como se creía después de la Guerra Fría, o se ha convertido en una arma estratégica? La dinámica actual sugiere lo segundo: la globalización, que durante décadas unió a las economías, está siendo reestructurada para crear "cadenas de suministro resilientes" y "seguridad nacional" por encima de la eficiencia del libre mercado.
La pregunta fundamental para el lector no es si habrá un acuerdo, sino cuál será el precio de ese acuerdo. Trump busca concesiones visibles (compra de soja, fentanilo) para presentarlas como una victoria política a su base. Xi, por su parte, busca preservar el modelo económico chino de control estatal y liderazgo tecnológico. Si EE. UU. logra una victoria superficial, ¿estará a salvo la seguridad tecnológica a largo plazo? Si China cede en lo económico, ¿lo hará en áreas sensibles como Taiwán o la tecnología 5G?
La estrategia de Trump de usar la amenaza de aranceles como palanca (un trade-off constante) está desgastando la confianza global en las reglas del comercio internacional. Esto tiene un costo que va más allá de los números: incentiva a otros países a buscar soluciones bilaterales o regionales, marginando a las instituciones multilaterales como la OMC. Para pensar, es necesario considerar la opinión de los países de Asia. Ellos son los que más sufren la incertidumbre: ¿puede un país asiático realmente confiar en un socio comercial cuando las reglas cambian con un tuit?
Finalmente, la inclusión de temas como el fentanilo en las negociaciones comerciales subraya cómo la economía y la geopolítica están indisolublemente entrelazadas con la salud pública y la seguridad interna. Este no es un simple regateo arancelario; es una negociación sobre quién definirá las reglas del juego global en la próxima década. El resultado impactará no solo en los precios de la soja, sino en el futuro de la tecnología, la salud y el equilibrio de poder mundial.
📚 Punto de partida
Para comprender la trascendencia del posible acuerdo Trump-Xi, es vital recordar los precedentes. La relación comercial entre EE. UU. y China no comenzó con la guerra arancelaria, sino que se remonta a la apertura económica de China y su entrada a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001. El punto de partida que define la crisis actual es la percepción estadounidense de que China no ha cumplido con el espíritu de las reglas del libre mercado.
El primer punto de partida para el análisis es la visita de Trump a China en noviembre de 2017, poco después de asumir el cargo. En esa ocasión, en una cumbre de gran pompa y ceremonial, ambos líderes anunciaron acuerdos por más de 250.000 millones de dólares. Aunque en gran medida fueron acuerdos no vinculantes y cartas de intención (incluyendo grandes contratos de gas de Alaska y aviones Boeing), la retórica fue de "amistad" y "cooperación". Sin embargo, esa luna de miel fue efímera.
El verdadero "punto de partida" de la guerra comercial se situó en 2018, cuando la administración Trump comenzó a imponer aranceles de manera significativa, citando la investigación Sección 301 sobre las prácticas chinas de propiedad intelectual y transferencia forzada de tecnología. Esta escalada arancelaria se intensificó a lo largo de 2019, afectando a miles de millones en comercio bilateral.
Un hito posterior y fundamental fue la firma del Acuerdo de Fase 1 en diciembre de 2019, que supuso una tregua parcial. China se comprometió a aumentar sus compras de bienes y servicios estadounidenses en 200.000 millones de dólares por encima de los niveles de 2017 durante dos años. Aunque alivió las tensiones arancelarias de la época, los compromisos de compra no se cumplieron totalmente, y el acuerdo no abordó la mayoría de los problemas estructurales.
El encuentro que se avecina en Corea del Sur, por lo tanto, no es una negociación desde cero, sino un intento de resolver una disputa profundamente arraigada, cuyas bases se establecieron entre el optimismo fallido de 2017 y la escalada arancelaria de 2018. El objetivo de este encuentro no es solo un nuevo acuerdo, sino la reactivación de una dinámica de negociación que se ha visto congelada por la tensión y la desconfianza mutua.
📦 Box informativo 📚 ¿Sabías que? El Efecto Fentanilo y las Tierras Raras
Mucha gente se enfoca solo en los aranceles y la soja, pero los temas no arancelarios que Trump ha puesto sobre la mesa son de vital importancia estratégica, económica y de salud pública.
El Problema del Fentanilo:
¿Sabías que uno de los puntos principales en la agenda de Trump es el flujo de fentanilo? El fentanilo es un opioide sintético extremadamente potente, 50 a 100 veces más fuerte que la morfina. Se ha convertido en un motor clave de la crisis de sobredosis en EE. UU. y se estima que le ha costado miles de vidas al país.
El Vínculo con China: EE. UU. acusa a China de ser la principal fuente de los precursores químicos utilizados para fabricar fentanilo y sus análogos. Estos precursores se envían a menudo a través de México o directamente, evadiendo los controles.
La Demanda de Trump: El presidente busca que Xi Jinping tome medidas de control más estrictas sobre la industria química china para cortar este suministro. Trump ha llegado a declarar que este será el primer tema que le planteará a Xi en la reunión, resaltando su importancia.
La Batalla por las Tierras Raras:
Las "tierras raras" no son tan raras en términos geológicos, pero sí en términos económicos. Son un grupo de 17 elementos químicos cruciales para la fabricación de alta tecnología, desde smartphones y vehículos eléctricos hasta misiles y aviones de combate.
Monopolio Chino: ¿Sabías que China controla una parte abrumadora de la producción y procesamiento mundial de tierras raras?
Arma de la Guerra Comercial: En respuesta a las amenazas arancelarias de EE. UU., China ha ampliado los requisitos de permisos y restricciones a la exportación de estos materiales. Este movimiento es considerado un "ataque estratégico" contra la cadena de suministro de defensa y tecnología de EE. UU.
La Respuesta de Trump: Trump incluyó las tierras raras en sus demandas a Xi Jinping, pidiendo el fin de las restricciones a la exportación. Este elemento demuestra que la disputa es ahora tanto por la dominación tecnológica futura como por el comercio actual.
La inclusión de estos dos temas de seguridad nacional y salud pública en la negociación económica transforma el encuentro en algo más que una simple discusión de tarifas. Es un intento de redefinir la totalidad de la relación bilateral.
🗺️ Daqui pra onde?
El futuro de la relación entre EE. UU. y China, independientemente del resultado a corto plazo de la cumbre de APEC, se dirige hacia una mayor desvinculación estratégica (decoupling) y la formación de bloques económicos. La pregunta no es si el mundo se dividirá en esferas de influencia tecnológica y económica, sino qué tan rápido y en qué medida lo hará.
A corto plazo (Próximos 6 meses): Si se logra una tregua parcial, la atención se centrará en el cumplimiento de los compromisos de compra chinos (soja, energía) y en la implementación de medidas contra el fentanilo. La amenaza arancelaria se utilizará de forma intermitente como palanca. Los mercados se tranquilizarán, pero la incertidumbre se mantendrá, ya que la "Fase 2" del acuerdo (que abordaría los problemas estructurales) parece cada vez más improbable.
A medio plazo (1 a 3 años): La mega-tendencia será la formación de cadenas de suministro alternativas. EE. UU. y sus aliados (como Japón, Corea del Sur y la Unión Europea) invertirán fuertemente para reducir su dependencia de las cadenas de suministro críticas chinas, especialmente en semiconductores y tierras raras. China, a su vez, acelerará su estrategia de "doble circulación", enfocándose en el desarrollo tecnológico y el consumo interno para ser menos dependiente de los mercados occidentales. La rivalidad por el liderazgo tecnológico (5G, Inteligencia Artificial, computación cuántica) se intensificará, probablemente a través de restricciones a la inversión y el intercambio de tecnología.
A largo plazo (Más de 3 años): El mundo podría ver una división de facto en dos grandes esferas de estándares y tecnología, un "Sino-esfera" y una "Dólar-esfera". Esto crearía ineficiencias, pero aumentaría la seguridad para cada bloque. La competencia se trasladará de los aranceles a las normas tecnológicas, la inversión en infraestructura (como la Iniciativa de la Franja y la Ruta china) y el desarrollo de monedas digitales. El camino a seguir, por lo tanto, es el de una competencia estratégica más estructurada, donde la cooperación solo ocurre en áreas de interés mutuo absoluto (como el cambio climático o la salud global), pero la rivalidad económica y tecnológica es la norma.
🌐 Tá na rede, tá oline
"O povo posta, a gente pensa. Tá na rede, tá oline!"
La conversación sobre el encuentro Trump-Xi en Corea del Sur ha sido un torrente de opiniones en las redes sociales, reflejando tanto la polarización política como la ansiedad económica. El tema central en Twitter y otras plataformas gira en torno a la eficacia de la "diplomacia de la amenaza" de Trump y la resiliencia de la economía china.
Los Optimistas de la Negociación (#TrumpDeal, #AmericaFirst): Un sector significativo, a menudo alineado con la base de Trump, celebra la presión arancelaria como la única forma de conseguir que China negocie en serio. El sentimiento es que Trump es el único presidente que se atrevió a enfrentarse a las prácticas chinas. Los memes y publicaciones a menudo lo retratan como un negociador implacable que está a punto de conseguir la mayor victoria comercial de la historia, a pesar de las críticas de la prensa tradicional. El foco está en el resurgimiento de las compras de soja y la supuesta "derrota" de China.
Los Críticos y Escépticos (#TradeWar, #GlobalEconomy): En el lado opuesto, economistas, comentaristas y el público en general expresan un profundo escepticismo. La pregunta recurrente es: "¿A qué costo para el consumidor estadounidense?" Las publicaciones señalan que las tarifas son, en última instancia, un impuesto a las empresas y a los consumidores de EE. UU. y no un pago directo de China. Se subraya la incertidumbre y la volatilidad que el enfoque de Trump ha inyectado en los mercados. Los comentarios se centran en la necesidad de soluciones multilaterales y critican la "falta de una estrategia asiática coherente" más allá de los aranceles.
La Perspectiva China (#中美关系, #ChinaPower): Aunque controlada, la narrativa en las plataformas sociales chinas se enfoca en la "fortaleza" de China. Las publicaciones oficiales y el sentimiento popular rechazan la noción de una capitulación. Se destaca el control sobre las tierras raras como prueba de que Beijing tiene cartas poderosas que jugar. El mensaje es de paciencia y resistencia: "China no teme a la guerra comercial, y el tiempo está de nuestro lado".
El trending topic de la semana en el ámbito económico fue la amenaza del 100% de arancel, con miles de publicaciones preguntando cómo afectaría eso a los precios minoristas. La conclusión en línea es unánime: la cumbre de Trump y Xi es el evento geopolítico de la semana, y las redes sociales son el barómetro instantáneo de la esperanza y el miedo global.
🔗 Âncora do conhecimento
La relación entre las dos superpotencias, una danza constante entre la cooperación y la confrontación, nunca es estática. Para comprender cómo la guerra comercial y tecnológica se entrelazan con temas de seguridad de datos y soberanía en el ciberespacio, especialmente en un mundo post-acuerdo, es fundamental expandir la perspectiva. Te invito a profundizar en cómo la regulación de datos, como la LGPD de Brasil, se convierte en una pieza más de este rompecabezas geopolítico. La manera en que los países gestionan sus datos es cada vez más una cuestión de poder y soberanía en un mundo digital. Para seguir desentrañando el rol esencial de la LGPD en las tensiones de la guerra comercial y la protección de datos y entender las implicaciones de las regulaciones de privacidad en este contexto global, te animo a clique aquí y continuar la lectura en nuestro blog.
Reflexión final
El apretón de manos (o su ausencia) entre Donald Trump y Xi Jinping en la cumbre de APEC no será el final de la historia, sino un nuevo capítulo en la rivalidad estratégica más importante de nuestro tiempo. La cumbre representa la encrucijada entre una distensión temporal impulsada por intereses políticos de corto plazo y la inexorable marcha hacia una desvinculación estructural de las dos economías más grandes del mundo. La capacidad de los líderes de ir más allá de la retórica y sentar bases para una competencia leal y con reglas claras definirá no solo el futuro del comercio global, sino la paz y la estabilidad internacional. El mundo observa con la esperanza de una tregua, pero con la conciencia de que las tensiones son demasiado profundas para ser resueltas con una sola foto.
Recursos y fuentes en destaque
InfoMoney: Trump pretende fechar acordo com Xi Jinping durante viagem à Ásia (Fuente principal de la tarea).
The Times of India / Reuters: US-China meeting: Donald Trump to meet Xi Jinping on October 30 – what to expect (Información sobre la confirmación de la reunión y la agenda).
Brookings Institution: What's at stake during Trump's visit to Asia? (Análisis sobre la rivalidad estratégica y el potencial de acuerdo).
Agência Brasil / EFE: China e EUA assinam acordos comerciais de mais de US$ 250 bilhões (Datos sobre el acuerdo de 2017).
⚖️ Disclaimer Editorial
Este artículo refleja una análisis crítica y opinativa producida para el Diário do Carlos Santos, con base en informaciones públicas, reportajes y datos de fuentes consideradas confiables. No representa comunicación oficial, ni posicionamiento institucional de cualesquier otras empresas o entidades eventualmente aquí mencionadas.

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